La temporada de agua se caracteriza por una gran cantidad de lluvia, radiación solar y días largos, factores que contribuyen a la acumulación de forraje. Durante este período, la producción de forraje representa al rededor del 60%-80% del total producido en el año. En los meses más secos, las precipitaciones y temperaturas disminuyen, haciendo que la producción se reduzca. Por lo tanto, el período de transición de lluvias a sequía es un punto crítico para asegurar la planificación de la demanda de alimentos. Se puede ajustar el suministro de forraje durante este período reduciendo la carga animal (venta de animales), almacenando alimentos (suplementación) o combinando estas dos estrategias.
La reducción de la cantidad de ganado mediante la programación de ventas de terneros (sistemas de engorde) o ganado gordo (sistemas de acabado) puede generar vulnerabilidad comercial, ya que los precios tienden a caer a medida que aumenta la oferta. Por otro lado, el almacenamiento voluminoso depende de la logística, maquinaria, equipo, estructura y mano de obra. Todo esto, por supuesto, es decisión del ganadero. Sin embargo, es necesario comprender la demanda anual de forraje y planificar cómo suplir la falta de alimentos en la estación seca. Para esto, hay algunas estrategias que ayudan en la decisión: